La Louchette era el apodo de la puta judía, vieja, bizca y fea que Toulouse Lautrec inmortalizó y Charles Baudelaire adoró. "La Louchette, maldito bar" es también -como su propio nombre indica- un bar que se acaba de inaugurar en Madrid, un bar maldito consagrado a la absenta como fuente de inspiración y, consecuentemente, a todos aquellos malditos que se enrollan entre copa y copa para desenrollarse después con inesperadas proposiciones indecentes, a veces artísticas y otras sencillamente impúdicas.
Me lo cuenta Gonzalo Escarpa, un tipo fiable que siempre tiene una cerveza fría a mano, y lo transmito para que la cosa tenga eco. Porque La Louchette busca artistas, creadores, poetas, músicos, malabaristas, monologuistas, quirománticos, periodistas y gentes de mal vivir en general. La idea es desarrollar un proyecto artístico y creativo, sólido y consecuente, pero atrevido y original. Me apunto.
La parte cervecera la inauguraron el pasado día 1, pero el proyecto global arranca este viernes 15 con una fiesta dedicada a la poesía y a la absenta, como es natural.
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