lunes, 30 de agosto de 2010
LA MALDICIÓN DE EMPUSA
Noche de domingo veraniega y aburrida. Desde el televisor me llegan voces conocidas. Es raro, porque el aparato está sintonizado en el programa de Iker Jiménez -canal Cuatro- y yo no tengo muchas relaciones con el más allá. Las voces familiares hablan de cine y pertenecen a dos buenos amigos: Ángel Sala, director del Festival de Sitges, y Ángel Mora, director y productor de películas de terror. Hablan sobre la maldición de Empusa, la considerada última película de Paul Naschy. Mientras escucho la tenebrosa historia recuerdo que, recién comenzado el rodaje, allá por el 2007, Ángel Mora me llamó para hacerme una consulta. Al parecer, tras varios días de rodaje, al sentarse en proyección descubrieron que todo lo rodado estaba fuera de foco, algo incomprensible en un equipo profesional. Ahí debió empezar todo. Meses después falleció Carlos Aured, otro gran amigo y uno de los directores de la película. No es mi intención frivolizar con la muerte de alguien tan querido como Aured, un hombre que desde su puesto en Canal + se convirtió en todo un mecenas del renacido porno español. Pero a su repentino fallecimiento le siguió un accidente de coche del director de fotografía, del que él salió ileso, pero en el que murieron dos personas. Y Antonio Mayans, uno de los protagonistas, tuvo que ser operado de urgencia. Meses después, un cáncer se llevaba a Paul Naschy, el otro director, y hasta el mismo Ángel Mora sufrió la inexplicable rotura de una irrompible prótesis de titanio. Yo no creo en las meigas, pero...
Finalmente, después de casi tres años, parece ser que Empusa se va a estrenar en la próxima edición del Festival de Sitges. Ojalá con el estreno se acabe la accidentada vida de la película y termine esa especie de maldición que parece acompañarla. Y ojalá también su salida a la luz sea un homenaje para los que se quedaron por el camino.
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